Friday, November 04, 2005

nostradamus cientifico

Breve que te quiero breve 11:40 AM

Datos sobre el profeta de la ciencia: en su novela De la Tierra a la Luna Julio Verne describe el lanzamiento de un proyectil tripulado rumbo a nuestro satélite. No habló de un cohete, sus personajes son lanzados por medio de un cañón, pero hay ciertos detalles alrededor del lanzamiento de un cohete lunar que Verne seguramente conocía.
En la novela, el proyectil es lanzado con animales a bordo para probar los efectos del lanzamiento. De modo que el novelista era consciente de que los efectos del lanzamiento de su cápsula podrían ser desastrosos para los pasajeros y de que convenía primero probar con animales. En la realidad, Estados Unidos y la fenecida Unión Soviética probaron con ratones, caracoles, perros, monos, bacterias, ranas, semillas y un largo etcétera de otros ejemplares de la fauna y de la flora, antes de enviar seres humanos al espacio.
En la novela, los sistemas de supervivencia del proyectil son probados durante semanas, y el lanzamiento atrae a miles de espectadores y a muchos vendedores de recuerdos o souvenirs, tal y como ocurre hoy en día cada vez que se produce un lanzamiento de la Nasa. En lugar de elegir como punto de despegue a Francia o Inglaterra, potencias de su tiempo, Julio Verne eligió a Estados Unidos. Asombrosamente, el sitio del despegue de la novela se lleva a cabo justo en Florida, a sólo 150 kilómetros de Cabo Cañaveral.
Julio Verne sabía en 1865, cómo tomar ventaja de la rotación de la Tierra para efectuar un lanzamiento y hace alarde de eso en su obra. Sin dudas es el mayor profeta científico de todos los tiempos, si no es que el único, al punto de que la llegada de los astronautas de su novela ocurre a sólo 4 kilómetros del lugar donde real y efectivamente alunizó la nave estadounidense Apolo 8. El proyectil se llama columbiad, mientras que el módulo de mando del Apolo XI fue el Columbia.
La nave de la novela viaja a 40 mil kilómetros por hora, el Apolo XI viajó a 38,500 kilómetros por hora. En la novela el viaje dura 97 horas, en la realidad, el viaje se realizó en 102 horas. La nave Apolo VIII cayó en su viaje de vuelta en el océano Pacifico, a unos 4 kilómetros de las coordenadas donde amarizó la nave ficticia de Verne, siendo rescatados ambos vehículos por barcos de la Marina estadounidense.
En resumen, hasta 75 visiones tecnológicas muy certeras salieron de la pluma de Julio Verne sin duda al mejor estilo de Nostradamus, compoblano suyo. En realidad, todas las obras de Verne son una asombrosa demostraciones de facultades premonitorias, en particular en la novela De la Tierra a la Luna, donde el autor fue un científico antes que un escritor y no predijo los viajes espaciales, simplemente los inició.
- JUAN CARLOS GARCIA